El elemento básico sobre el que se construyen las relaciones económicas es la tierra mesopotámica. Es por ello imprescindible saber sobre las distinciones en su propiedad: 1) Había tierras reservadas al dios de manera que lo producido en ellas venía destinado al culto divino y pago de raciones para todos aquellos que dieran servicio al templo. 2) Los campos que se reservaban para el cultivo directo de los sacerdotes y administradores más importantes de la institución. 3) Los campos de cultivo eran tierras alquiladas a población campesina de modo que se recibiera de ellas una parte de lo producido.